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Lal piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, es la barrera que nos protege de los factores externos. Por ello cuando la temperatura baja, es nuestra piel la que primero lo detecta. Considerada como una fina capa que no contiene grasa es por ello que los cambios bruscos de temperatura le afectan más, así en épocas más frías nuestra piel tiende a resecarse, agrietarse o a presentar rojeces.
Cómo afecta el frío a nuestra pielEl frío hace que los pequeños caplares que irrigan nuestra piel se contraigan de forma que el aporte de oxígeno a la misma disminuye haciendo que aparezca más apagada. Además el uso de la calefacción hace que disminuya la humedad del ambiente y que la piel se reseque.
El resfriado es una afección que padecemos todos varias veces durante el año. Una persona adulta suele sufrir al menos dos durante el año y este número se multiplica por dos en los niños.
CausasEl resfriado está causado por distintos tipos de virus, los más comunes son los rinovirus que también son los responsables de afecciones como otitis, sinusitis e incluso asma. Estos virus se encuentran en las gotitas de saliva que se encuentran en el aire o que incluso se depositan en los objetos que tocamos.
Con el frío nuestra piel sufre en exceso ya que durante el invierno disminuyen los niveles de humedad y la piel reacciona liberando hidratación de modo que cada vez se reseca más. No todas la pieles acusan el frío con la misma intensidad:
pieles más grasas poseen gran cantidad de lípidos sobre su superficie que las protegen de las baja temperaturaspieles más secas tienen una barrera llipídica con menor cantidad de lípidos lo que unido a su mayor fragilidad y menor grosor la convierten en una piel mucho más sensible a la que afectan de forma más agresiva los cambios de temperatura.Por lo tanto, factores como el frío, el viento, la falta de humedad, la calefacción y el uso de exceso de ropa potencian que una piel ya de por sí con tendencia a ser seca sufra aún más aumentando su sequedad lo que puede provocar tirantez y picor.